El día y la noche

El horizonte está negro

La noche lo perfila perfumado.

La luna sale notable por el abismo

De las entrañas de los montes verdes.

Americanos, hispanos o españoles.

Son verdes que saben de la dureza

De esos campos, rotos por una sierra

Temprana y con la dureza de las ramas

De los árboles, algunos juveniles,

Como invitados para ir de fiesta

Y otros viejos y sabios, se les nota

La Savia de vida en toda su maleza

Tintada como un marcó.

 

Entonces la luna sale triunfante

De un horizonte negro y perfumado

De gargantas y cortándose

amorosamente con la hermosa

Sierra de Cazorla, haciendole

Un cumplido arrebatador. Como

El aroma que el sol a dejado en las

Flores de tan mordiente sierra

Temprana de Jaén.

Le pregunta la noche:

¿Qué es el día, si no es sólo solemne

Primor que quiere ser duradero como

Un rey?.

Le responde que igual que la noche

El día es igual en el cielo que en la

Tierra, lo mismo que la noche, igual

Arriba que abajo, pero con una pequeña

Diferencia que la luna desconoce,

Y Le da esa ecléctica y fina belleza.

 

En la noche no nos damos cuenta

Pero nuestra luna se desnuda

Y nos llama a todos, nos provoca

A amar y amarla, a ella la luna

Enigmática, fuerte que nos guarda

Y se y es parcelada en tantas partes

como Humanos existen en la

tierra y el cielo.

 

La noche nos mira impavida desde su

Eterno amor que asemeja a un alud

De carmín, sangre enamorada.

 

Que siempre se acuerda de la republica

Española cuando floreció en el sol

Y la luna. Y como un cuchillo traidor

De toda España, de la vida y razón

De la vida con su sana prosperidad;

La rajo entera, nos rajaron a todos

Una bandera con metralletas, asesinó

España. Cuando miro la luna se reflejan

En el río como un cuchillo esas tan

Largas lágrimas  y una solemne, la más

Solemne promesa que es, que se hara

Justicia. Por esa España que florecera

en el sol y la luna. Y no tendrá que

Preguntar a nadie de quién es.

 


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